Sí, es un libro que te hace llorar, pero de emoción, tristeza, pena... hay tantas cosas en el libro, que dudo que podáis llegar a verlas incluso si lo reseñeo con la mejor de las explicaciones.
Os pondré primero la sinopsis, para que os vayáis haciendo el cuerpo de lo que va el libro:
Sinopsis
Tras la muerte de una entrañable amiga, Carlos Alberto sufre una depresión... La madre lo lleva al psiquiatra más prestigioso de la ciudad. Y comprueba indignada que su hijo, un joven de elevado coeficiente intelectual no va a ser tratado por el psiquiatra de moda, sino por un ayudante suyo, que es paralítico cerebral. A Carlos Alberto, en cambio, le impacta la figura del paralítico y quiere conocer su historia.
Ahora comienzo mi reseña:
Cuando abres el libro y comienzas a leer, crees que ya te sabes el argumento, pensando: seguro que ahora hay mucho diálogo entre Carlos Alberto y Fernando (nombre del paralítico), y te llevas una ligera idea de que no es así cuando, antes de comenzar a leerte el libro, miras primer el índice.
Son tres capítulos, que se podría decir así: Primer capítulo es prólogo, segundo es toda la historia, y el tercero la despedida.
Exacto, es un libro que te lees del tirón. Tiene tan sólo 186 páginas, y en casi todas encuentras grandes reflexiones morales, y te identificas sin quererlo con el paralítico.
Sigues leyendo. Aún tus cimientos de diálogo siguen en pie, sobre todo por el primer capítulo. En éste ves cómo la madre de Carlos Alberto le echa en cara a Fernando de que él no puede tratar a personas "normales", que se tiene que dedicarse a los "subnormales o paralíticos". Sí, la palabra "subnormal" la utilizan mucho a lo largo de todo el libro para dirigirse a los discapacitados.
También, nada más ver a Fernando, la madre de Carlos Alberto intenta obligar a su hijo a llevárselo, porque se supone que es una persona peligrosa, que puede hacerle daño.
Es realmente horrible el primer capítulo. Ver como una mujer tan... tan... [censurados los insultos] puede tratar a una persona que está totalmente sana, tiene un coeficiente elevado, y el único fallo que tiene es que al nacer no pudo respirar varios segundos.... Sí, vale, eso no es estar precísamente 100% sano, pero no como para tratarlo así.
Luego, a medida que avanza el libro, te quedas realmente sorprendido ante la postura de los vecinos.
Y vosotros diréis, ¿Qué vecinos?
Para los que se hayan leído el libro, sabrán que la verdadera historia que contiene el libro es de un niño de 7 años que tiene parálisis cerebra, su madre sufre un accidente y los vecinos se tienen que encargar de su hijo mientras esté en el hospital.
Al principio todo el mundo de buenas, diciendole a "la María" (madre de Fernando) que iban a encargarse del niño, y en cuanto ella se va en la ambulancia, todo el mundo pone pegas y nadie se quiere quedar con el niño, por los motivos que sean.
Sólo cuando Fernando empieza a llorar a mares encerrado en su casa (es horrible que dejen al pobre allí sólo...) los vecinos se alarman y empiezan a pensar cómo sacarlo. Sólo uno tuvo las santísimas narices de hacer lo que hubiera hecho cualquiera con un mínimo de corazón humano y fuerza bruta: abrir la puerta de un fuerte empujón, y rescatar al niño.
Su esposa, Carmen, fue la que entró con él y se fijó en el niño. Con su mirada lo tranquilizó, y pudieron llevárselo.
Ésta historia hace que reflexiones, que recapacites sobre el duro tema moral que es la discapacidad. Ves cómo todo el mundo se dirige a Fernando como "el desgraciado", o "el subnormal" u otros semejantes.
Nadie le comprende, es que ni siquiera su madre, que lo atiborra a tranquilizantes todos los días. Es horrible...
Sólo un personaje siente cariño hacia Fernando desde el primer instante, y ese es Andrés, el hijo mayor de Carmen y Fermín, los que cuidan de él. Desde que llega el niño a la casa, Andres sólo quiere enseñarle a andar, o a hablar, o a comer como hace todo el mundo. Le resulta divertido jugar con él, a pesar de todo. Es un niño realmente encantador, que enseña a su hermano menor, Pablo, a querer como un igual a Fernando.
Una escena un tanto spoiler que voy a decir, es para mí una de las más fuertes del libro. Así que si queréis leéroslo, no sé si deberíais leer lo siguiente:
Carmen y Fermín deciden irse de vacaciones una semana a un hotel cerca de la playa, y llevarse a Fernando con ellos, como una familia normal. Los tres niños van a jugar al parque, y los padres se van, tan tranquilos. Empieza a haber alboroto y se acercan de nuevo Fermín y Carmen, y... ¿Qué es lo que se encuentra? Que Andrés tiene la mejilla roja. Tiene una herida porque le han pegado.
¿Quién le ha pegado? Preguntaréis. Eso ahora viene.
La gente mira a Fernando con desprecio, y diciendo en voz alta cosas como: ¿Qué hace ese subnormal aquí?; tengo una hija, si lo ve, se va a traumatizar; ¿es que no pueden atarlo o algo?
Fermín, cabreado, empieza a gritar que quién ha sido quien ha pegado a su hijo, y que si ha hecho él algo, que ya se encargaría su padre de su castigo, no un desconocido. Pablo, sin poder evitarlo, señala a un hombre que estaba diciendo que Fernando no podía estar en el parque. ¡Ni que fuera normal! decía. Pablo confesó que fue él quien le pegó.
¿Adivináis por qué le pegó?
"Porque los dos niños estaban intentando subir al desgraciado a un tobogán, y jugaban con él. Había que detenerlos".
Fermín, al oír aquello, estuvo a punto de matarlo a palos al caballero que juzgaba de un modo tan asquerosamente ruin. Mientras, Andrés y Pablo confirmaban de que era IMPOSIBLE que sucediera nada malo si estaba hecho a prueba de niños de 0-3 años. Sería un tobogán de un metro o poco más.
Un libro que considero bastante fuerte a la hora de ver la cruda y horrible realidad de los discapacitados. Tal vez ahora haya menos problemas, pero eso era lo que sucedía unos diez años atrás o así.
Sólo diez años o poco más.
Eso es todo. Os pondremos más cosillas y demás después. Fremont os traerá algo para que os riáis un poco, porque los que hayáis leido la reseña completa se habrán quedado con un nudo en el estómago.
Eso es todo. Os pondremos más cosillas y demás después. Fremont os traerá algo para que os riáis un poco, porque los que hayáis leido la reseña completa se habrán quedado con un nudo en el estómago.
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¡Nos leemos!
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